Un reto que tendrán que enfrentar los empresarios será saber gestionar la crisis, además de demostrar su habilidad de reconstruir y confirmar su gran capacidad de liderear. La confianza será una herramienta relevante con la que tendrán que luchar por su negocio en conjunto con sus colaboradores, clientes, socios y proveedores para capitalizar y salir fortalecidos.

¿Cómo se podría entonces, gestionar mejor esta crisis?

Para que los colaboradores participen de forma activa, positiva y con entusiasmo, dependerá de la habilidad de influencia que el líder transmita para persuadir y convencer a su equipo de la importancia de permanecer integrados para alcanzar las metas que dispusieron para la organización.

Un auténtico líder sabrá impulsar su negocio ante un entorno de crisis, fomentando nuevas ideas y formas de trabajar, recompensando los esfuerzos diarios para ser cada día mejores y practicando un conjunto de nuevas capacidades y competencias centradas tanto en los colaboradores como en la empresa.

Centrarse en los colaboradores beneficia a la empresa

  1. Pensar en los colaboradores como base del liderazgo post coronavirus, ayudará a superar con más prontitud la nueva situación, identificando a los colaboradores más resilientes y apoyándose en ellos, ya que son capaces de sobrellevar las adversidades con actitudes positivas, perseverancia y tenacidad. La resiliencia no es solo un concepto más dentro de la psicología laboral, sino es una gran herramienta que otorga una ventaja competitiva a la empresa, para atravesar situaciones que generan frustración y resistencia, de manera efectiva, convirtiendo cada momento difícil en una oportunidad de crecimiento.
  2. Interés en las personas, solidaridad y empatía con los “miedos” de todos los colaboradores de la empresa, cada uno, desde sus trincheras, tiene sus propias angustias. En la medida que el líder y los colaboradores traduzcan los esfuerzos en ayudarse mutuamente, las amenazas del desastre y la emergencia podrán aminorarse aplicando los conceptos de trabajo en equipo y colaboración.
  3. Potenciar el talento de los colaboradores, actualmente el activo más importante para las empresas es su capital humano, lo cual nos lleva a implementar un Plan de Desarrollo que nos permita detectar con oportunidad las habilidades que nuestros colaboradores disponen para mejorar y desarrollar conocimientos y aptitudes que incrementen el valor de la empresa.
  4. Comunicación, la clave para liderar de forma efectiva es tener claro el por qué se está comunicando y tener un proyecto que se transmitirá con transparencia, de forma serena y concisa. Si tenemos que transmitir algo relevante, hagámoslo de manera sencilla, con responsabilidad, precisión y siempre aportando valor.
  5. Escucha activa, estimula la participación y genera un clima en el que las ideas y las demandas pueden ser valoradas a través del diálogo, la participación y aportación de ideas en las cuales no se había pensado para resolver en consenso. Ser escuchado, sobre todo en situaciones de crisis y en su debido momento genera tranquilidad.
  6. Identificar los puntos críticos, ¿Qué es prioritario? Analizar riesgos de integridad física a lo largo de la cadena de valor, ¿Quiénes de mis proveedores, clientes, aliados están expuestos a riesgos de salud por infectarse dada la naturaleza de sus actividades? Además de comprender sus prioridades de recuperación, las empresas bien informadas están más equipadas para seleccionar las estrategias apropiadas para realizarlas. La forma en que una organización decida recuperarse puede depender tanto de la información como de la capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos.

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Centrarse en la organización beneficia a los clientes

  1. Resiliencia organizacional, habilidad que tienen las empresas para sobreponerse a circunstancias desfavorables, la capacidad de la organización para absorber choques e impactos profundos sin perder la capacidad de cumplir su misión. Existen cada vez más empresas que capacitan y contratan a sus empleados en el progreso de la resiliencia con el propósito de que todos se superen día a día no sólo en las competencias técnicas sino en lo emocional para mejorar el clima laboral y enfrentar cualquier crisis.
  2. Confianza en delegar, sin confianza no podemos esperar que las personas se movilicen en busca de valor añadido para hacer destacar nuestro negocio por encima del resto de ofertas que hay en el mercado. Delegar no significa controlar el trabajo de una persona sino crear una sinergia para compartir la responsabilidad en el resultado final.
  3. Tomar riesgos, los directivos de la empresa deben realizar un mapa de riesgos con análisis exhaustivo que incluya desde los posibles impactos en las líneas de ingresos, además de controlar las acciones que llevan a cambio sus competidores. Analizar las distintas variables que puedan afectar los estados financieros de la compañía (reducción de costos, manejo de efectivo a través del ahorro en gastos) e incluso, en un escenario más complejo, la activación de palancas de generación de liquidez a través de medidas como la venta de activos o el apalancamiento.
  4. Evaluación sistémica de las cargas ocupacionales con base en dos factores: dominio de nuevas destrezas y maximización de la interrelación productiva. La estimación de la carga de trabajo requiere una correcta identificación de la relación entre la situación de trabajo y las exigencias de orden fisiológico.
  5. Mantener vigentes los valores organizacionales, en donde los conceptos estratégicos, misión, visión y valores toman relevancia por su efectividad. Los miembros del grupo deben ejercerlos por convicciones propias y no por ordenanzas, cada colaborador tiene que estar seguro de que actúa bajo las normas de conducta que le puede favorecer tanto a él como al resto del grupo.

Artículo por: Lic. Luz del Carmen García
Great Team – Capital Humano
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