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A mas de un año de la pandemia y con varios meses de iniciada la jornada de vacunación, las actividades que antes estaban severamente restringidas hoy comienzan a tener reactivación.

Ahora bien, ¿qué pasa con quienes fueron enviados a sus casas para trabajar a distancia o, como se le dice, hacer “Teletrabajo”? Expertos advierten que las condiciones no serán las mismas, han pasado casi dos años desde que la COVID-19 obligó a las organizaciones a adoptar el trabajo remoto, la pregunta más importante es ¿los colaboradores quieren regresar? ¿Están ansiosos por “volver a la normalidad” o sufren del temor de volver a la oficina o sienten que son mas productivos trabajando en casa?

Algunos resultados de diferentes encuestas:

  • El 30% desea volver a su oficina de antes de la pandemia
  • El 54% no tiene ganas de regresar
  • El 16% está algo impaciente por volver

Se ha debatido mucho sobre si el trabajo remoto puede producir la misma productividad que el trabajo presencial. Investigaciones muestran que en las organizaciones con un liderazgo y una cultura fuertes, el trabajo a distancia tiene niveles de productividad estables o incluso mayores.

Sin embargo, no se pueden negar los beneficios que aporta el trabajo presencial, como el aumento de la convivencia y la colaboración, por lo que los líderes pueden estar deseando que los colaboradores vuelvan a la oficina lo antes posible.

El problema de la decisión de volver al trabajo es que no existe una solución ideal para todos.

La única manera de entender la infinidad de experiencias de los colaboradores entre la oficina y el trabajo remoto es a través de una escucha atenta y continua.

Una posibilidad el trabajo mixto

“Pasar a un modelo de trabajo mixto en cualquier momento y lugar solo tendrá éxito si se diseña teniendo en cuenta las preocupaciones humanas, no solo las institucionales”.

Mientras que algunos colaboradores, sobre todo los que se sienten atraídos por la interacción social, pueden estar deseando volver a la oficina, otros han reconocido las ventajas que conlleva ya no tener que hacer los largos traslados ni enfrentarse a las distracciones de la oficina durante su jornada. Para estos colaboradores, la idea de volver a la oficina despierta ansiedad e incluso miedo.

Las razones para temerle al regreso a la oficina son muy personales y varían según cada colaborador, investigaciones realizadas en todo el mundo han convencido a muchos psicólogos de que el estrés mental y físico que conlleva hacer largos traslados al trabajo rara vez vale la pena. Si haces un largo viaje al trabajo, estás ocupando el lugar de algo que pudiera ser saludable en tu vida y reduciendo el tiempo con tu familia o amigos. 

También se verán especialmente afectadas aquellas personas que sufrieron altos niveles de ansiedad durante el confinamiento y ahora pueden desarrollar miedo a salir a la calle, a socializar, realizar actividades que antes eran cotidianas, como ir a la oficina o usar transporte público. A este sentimiento se le conoce como el “síndrome de la cabaña”. Lo sufren más aquellos que han pasado el confinamiento solos, pues el hábito de no tener contacto físico con otras personas durante tanto tiempo puede haber creado una forma de rechazo al contacto con los demás y la sensación de que en casa están más seguros y a salvo.

Lo que antes formaba parte del presupuesto personal o familiar, hoy podría significar una merma. Y, después de todo, porqué debiera ser obligatorio volver a las oficinas si se ha demostrado que se puede ser efectivo y productivo de manera remota.

Hoy debemos ocuparnos más y con profundidad sobre el perfil de las personas y sus necesidades para diseñar mejor la propuesta de valor que les ofrecerá la organización. De lo contrario, muchos más de los que pensamos empezarán a confirmar sus renuncias reales al equipo o, peor aún, pondrán en práctica una renuncia psicológica porque no se les está tomando en cuenta y, sin embargo, seguirán formando parte de la compañía.

Tenemos mucho que reflexionar y, sobre todo, poner manos a la obra para hacer labor de diseño e implementación ágil de un programa determinante y por etapas de regreso a las oficinas. Me refiero a uno donde la idea que prive de fondo sea la flexibilidad que nos permita llegar a un balance entre lo que requiere la empresa y las nuevas expectativas y demandas de las personas.

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¿Qué necesitan los colaboradores para afrontar este cambio?

Sin la aceptación de los colaboradores, hasta el plan mejor concebido enfrenta problemas.  Los equipos gerenciales deben liderar con empatía y demostrar un entendimiento de que aun cuando todos los colaboradores han pasado esta crisis, no todos la han vivido de la misma forma.  Algunos empleados pueden tener condiciones que aumentan su riesgo mayor de una seria infección de COVID-19 y puede que estén renuentes a volver a la oficina.  Otros pueden estar deseosos de dejar el teletrabajo, pero tienen la obligación de prestar cuidados a otras personas, lo que hace difícil o imposible para ellos hacerlo. Sensibilidad a esta realidad es necesaria.

De la misma forma, es esencial reconocer que las fuerzas laborales necesitarán tiempo para adaptarse a las nuevas formas de trabajo post-pandemia. Los colaboradores que vuelven después de un período largo de Teletrabajo pueden encontrar que el diseño físico de su lugar de trabajo ha cambiado, su horario ha sido alterado.  Requieren de un cambio de mentalidad si se han ajustado al Teletrabajo, para poder dirigir estos cambios, la gerencia debe asegurarse de que los colaboradores entiendan lo que se les está pidiendo y qué acciones está tomando la compañía para proteger su salud.

Volver a aclimatar a un personal presencial significará un enorme reto de gestión de cambio para los ejecutivos, quienes necesitarán una estrategia de comunicación que pueda ayudar tanto a los empleados que están volviendo a su lugar de trabajo como a aquellos que continúan trabajando remotamente, a aceptar una visión común de lo que está por venir.

Proporcionar a los colaboradores la oportunidad de comunicar sus retos y preocupaciones puede ayudar a los equipos gerenciales a identificar problemas potenciales con sus planes de retorno al trabajo.  Al permitir una comunicación real y bidireccional, los líderes pueden convertir esta crisis de COVID-19 en una oportunidad de reforzar la cultura corporativa, aumentando el compromiso de los empleados y mejorando la productividad y lealtad a largo plazo.

El reto más grande, señalan, será adaptar la infraestructura que garantice las mínimas condiciones de seguridad para tranquilidad de las y los empleados. .

Pero ¿qué dice la Ley Federal del Trabajo?

Ante el panorama en las nuevas condiciones laborales, se hicieron reformas a la Ley Federal del Trabajo en lo referente a la productividad en casa. Entre ellos, se establecieron montos estimados mensuales para cubrir costos de electricidad, internet y brindar equipo de cómputo.

En este sentido, la modalidad de teletrabajo ya forma parte del contrato colectivo entre sindicatos y empresas. Además, se sustentan mecanismos para preservar la seguridad de la información tanto de la empresa como los datos personales de las personas que laboren bajo este modelo.

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Artículo por: Lic. Luz del Carmen García
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